Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna (Juan 3:14-15)
En una ocasión cuando los israelitas se rebelaron contra Dios, fueron castigados con una plaga mortal de serpientes venenosas, y cuando el pueblo se arrepintió y pidió misericordia, Dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de cobre y la pusiera en alto en medio del campamento, para que los que la miraran se curaran (Números 21:4-9)
Mucho tiempo después esta imagen de cobre fue una representación de lo que significó Jesús. Él fue alzado tanto en su muerte en la cruz como en su ascensión a los cielos (Hch 2:33), y eso permitió que todo el que cree en él tenga vida eterna. Creer en Jesús es creer que todas sus enseñanzas son verdaderas, y eso se demuestra obedeciendo todo lo que nos manda, con la confianza que es para nuestro bien eterno. Y es poner Su autoridad por encima de lo que digan los hombres, inclusive los que se dicen ser representantes de Dios.
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